—Una hierba yanna, una hoja bullwoth, un tallo tamda, una flor gollarthin… —dijo Lord Ru lleno de emoción mientras repasaba varios de los ingredientes en el anillo espacial de Dorian.
—¡Tienes realmente una colección digna del sueño de todo alquimista! ¡Hay antas hierbas mágicas raras o poderosas! —su voz resonó.
En ese momento estaban en el camarote que había reservado Dorian a bordo. La habitación estaba decorada con lujo de detalles, con una gran cama roja y varias pinturas bonitas de distintos bosques y océanos colgando en las paredes.
El barco había despegado sin problemas y zarpó. Funcionaba con magia, así como con un cuarteto de magos que manipulaban el viento. El enorme barco cortó a través del aire con desenfreno, elevándose a una muy rápida velocidad.