En un profundo abismo subterráneo del sello...
Un anciano estaba sentado con las piernas cruzadas, rodeado de palabras misteriosas, distorsionadas y de color dorado. Esas palabras llevaban consigo un poder ilimitado de naturaleza budista. Al mismo tiempo, había hasta una jaula de luz sobre la cabeza de ese anciano. Era como un paraguas de ocho puntas que envolvía al anciano en su interior, reprimiéndolo en ese lugar totalmente.
—¡ARGH!
Gritos implacables surgieron cuando el anciano quiso romper el sello e ir a matar al chico que estaba en el exterior. No obstante, aunque se moviera un poco, sería reprimido por un poder budista sin igual que lo bloqueó por completo.
El anciano quiso escupir un bocado de sangre. No obstante, entonces pensó en cómo había perdido tanta Esencia de Sangre. Si siguiera escupiendo, definitivamente sería hombre muerto.