Lin Fan miró a la infame Encarnación del Diablo del Mundo Xuanhuang, Wang Xiaoming, lloriqueando en sus muslos. Si alguien más viera aquello, ¡definitivamente se sorprenderían tanto que se quedaría boquiabierto en el acto!
—¡Xiaoming, ah! ¡Deja de llorar! —Lin Fan acarició su cabeza suavemente, consolándolo.
—¡No, tío! ¡No debes consolarme! ¡Xiaoming tiene ganas de llorar ahora mismo! —Wang Xiaoming estaba ciertamente agraviado en su corazón. ¡Todos esos años fueron demasiado para él en realidad!
—No, lo que quise decir es que aunque quieras llorar, no puedes hacerlo mientras abrazas los muslos de tu tío. ¡Estás restregando todos tus mocos y lágrimas en mí! —Lin Fan comentó con menosprecio.
Wang Xiaoming levantó la cabeza y parpadeó mientras miraba a Lin Fan. Sintiendo que estaba siendo marginado en ese momento por culpa de sus acciones, comentó con tristeza.
—¡Tío! ¡Xiaoming se siente muy mal dentro de su corazón! —Dijo Wang Xiaoming con tristeza.