¡El discípulo había superado al maestro en efecto!
Lin Fan estaba orgulloso. No obstante, cuando pensó más en ello, esas dos mocosas tampoco eran tan viejas. Y aun así, ¿ya eran tan arrogantes? Si envejecieran, ¿las cosas no se saldrían de madre?
Para entonces, ¿hasta él perdería el control sobre ellas como su Gran Maestro?
En ese momento, el corazón de Lin Fan repiqueteó. Al mismo tiempo, tomó nota por su cuenta para corregir a Zhang Ergou y los demás, quienes estaban enloqueciendo con esas dos mocosas.
Si no les enseñara una buena lección, ¡los Cielos enteros podrían venirse abajo!
No obstante, Lin Fan estaba bastante interesado en ver qué clase de travesuras pudieron causar esas dos mocosas.
Ahora que la Secta Jiuling y la Secta Diablo Santo estaban llegando a la Ciudad Santo Profundo, el Maestro de Ciudad estaba completamente enfadado y ocupado.