El mundo había cambiado... por completo.
En el momento en el que Hong Jingtian reconoció su derrota, el mundo cambió.
—¡JAJA!
Lin Fan se echó a reír. ¡Aquella era la velocidad de su reinado supremo sobre un único lugar! ¡Veloz! No obstante, el Terreno Protegido tampoco era un lugar en el que fuera a quedarse a fin de cuentas. Después de todo, tenía que seguir aumentando su fuerza para poder matar a los seres de la Raza Ancestral.
—Hong Jingtian, eres digno también. Que alguien sea capaz de soportar todos estos golpes de un humilde servidor, yo diría que eres el primero. Deberías estar orgulloso de ti mismo —Lin Fan lo consoló.
No obstante, las palabras que llegaron fueron desgarradoras para Hong Jingtian. ¿Qué quiso decir ese tipo con estar orgulloso de sí mismo? ¿Acaso Hong Jingtian parecía alguien tan fácil de vencer?