Lin Fan no había previsto que ese viejo fuera tan astuto y tuviera un plan tan firmemente establecido. Y pensar que caería en su trampa en un momento de descuido.
—Muchacho, el camino por el que ha transitado este viejo no es algo que puedas imaginar. Por otra parte, cuando era joven en esos días, también era alguien con una inmensa calidad a mi nombre. No obstante, el hecho de que hayas sido capaz de engañarme de esta forma es algo de lo que vale la pena estar orgulloso. Eres un discípulo que este viejo está seguro de adoptar. Bajo mi tutela, definitivamente podrás superarme en el futuro —Feng Qingzi estaba sumamente complacido en ese momento. Cuanto más contemplaba a ese muchacho ante él, más satisfecho estaba con él.
El cultivo no dependía solo del potencial de uno. También dependía de la inteligencia. Todas esos cabezas de piedra descerebrados que solo sabían cultivar día y noche al final no acabarían bien.