—Benefactor, ¿por qué no quieres tenerlo de maestro? ¡Estamos hablando del Sénior Feng Qingzi! ¿Sabes cuántos genios han intentado postrarse ante él como maestro pero fallaron? —Dijo el Reverendo Shakya con un corazón palpitante.
—¡Si quieres tenerlo de maestro, ve y hazlo por tu cuenta! Monje calvo, ¿te estás volviendo loco por desear un maestro?
—¡Oh, me ENCANTARÍA! No obstante, es una lástima que el Sénior Feng Qingzi no le eche un ojo a este monje calvo. Pase lo que pase, ¡este pobre monje es un genio de la Raza del Buda! ¿Cómo me he convertido en alguien incapacitado a los ojos del Sénior Feng Qingzi? —El Reverendo Shakya comentó con pesar.
—¡Deja de decir tonterías! Este viejo no es tan inteligente de todos modos. ¿Lo has visto? ¡Su anillo de almacenamiento! ¡La cantidad de tesoros en su interior debe ser inconmensurable! —Dijo Lin Fan emocionado.