En el lugar donde residían los ocho Seres Supremos de la Raza Ancestral, ocho torres imponentes se alzaban en círculo. En el centro yacía un abismo negro azabache insondable. Una mujer con rasgos impresionantes y un poder incomparable permanecía dentro.
—Cruel, la voluntad del Fuego y el Agua no es algo que puedas espiar —a pesar de que la Emperatriz del Agua del Fuego estaba atrapada dentro de ese abismo insondable por los ocho Seres Supremos de la Raza Ancestral, su aura no había disminuido debido a ello. Con las Túnicas del Fuego y el Agua sobre su cuerpo, su aura siempre era tan dominante.
El Fuego y el Agua nunca debieron coexistir. Sin importa cómo de intenso fuera el estado de cultivo de la Emperatriz del Fuego y del Agua o cómo de lejos hubiera hollado durante toda la antigüedad para ejercer el control sobre esas dos Esencias Genuinas, el camino para fusionarlas era un proceso arduo y lento de todas formas.