Para aquellos seres de las miles de razas existentes que habían tenido una buena cantidad de tormentos, la presencia de la gallarda actitud de Lin Fan quedó grabada en el centro de sus corazones para el resto de sus vidas. Daba igual cómo lo intentaran, nunca podrían olvidarse de esa noble figura.
No obstante, los discípulos de las seis grandes sectas rebosaban desconcierto.
¿Podría ser ese el humano que, supuestamente, había matado a los cuatro comandantes y al millón de soldados de la Raza Ancestral?
Pero, ¿cómo era posible...?
Un solo paso desde Lin Fan estaba muy lejos, pero a la vez muy cerca. En un abrir y cerrar de ojos, apareció justo delante de todos ellos.
Los laterales de su túnica flotaban suavemente contra la brisa mientras su estupendo cabello negro danzaba en el aire. Su rostro estaba relajado cuando miró al mundo entero a la par que fulminaba con la mirada a la Raza Ancestral. Entonces frunció el ceño, como si estuviera perplejo.