¡Y pensar que esos muchachos se atreverían a considerar la idea de matar por los tesoros delante de un humilde servidor! ¡Qué panda de novatos!
¡Cuando un humilde servidor robaba a todos los demás en el Mundo Xuanhuang, quién sabía dónde estaban esos chiquillos!
«¿Cómo se atreven a actuar de una forma tan impertinente ante el progenitor del arte del robo? ¡Que panda de idiotas!»
¡Además, esos tipos solo se estaban volviendo más descarados por momentos!
Uno de ellos quería atizar a un humilde servidor hasta matarlo con su espada. ¡Uno de ellos quería buscar en su alma, mientras que uno de ellos quería hasta saquear su tesoro matándolo!
Al mirar a esa panda de tipejos, Lin Fan se rio con frialdad en su corazón.
—¿Me vais a matar de verdad para arrebatarme mi tesoro? —Lin Fan fingió tropezar unos pasos al retroceder mientras exclamaba sorprendido.
—¡JAJA…!