—¿Raza humana?
Xu Wuxin observó al bocazas que estaba ante él mientras una luz brillaba en sus ojos. Luego se echó a reír, algo que se hizo más y más ruidoso con el tiempo.
—¡JAJA! ¡Y pensar que es un humano! ¿Es posible que seas ese humano que se ha vuelto buscado recientemente? ¡Y parece que los Cielos me están bendiciendo de verdad, a Xu Wuxin! ¡No solo tengo la oportunidad de acabar con este estúpido grupo, también puedo acabar con este humano!
—Matar a tu propio padre en aras de la gloria, eres realmente un pecador infame. Los Cielos te han protegido para que te encuentres conmigo. Tendré que hacer que pagues el precio de tus crímenes —Lin Fan miró a Xu Wuxin. Ese hombre ya estaba más allá de toda esperanza.
Había visto a mucha gente miserable, pero aquel era uno de los peores degenerados que había conocido.