—¡Señor! ¡Hemos capturado un total de noventa y ocho seres ascendidos esta vez!
—Hmm... no está mal... no está mal. Redondea entonces. Os dejaré quedaros con ocho adicionales para que los compartáis —un destello cruel brilló en los ojos del líder.
La forma en que miraba a Lin Fan y a todos los demás en la jaula era como si estuviera mirando comida.
—Hmph, ¿qué Gran Emperador de la Llama y qué sé yo qué más? ¿Cómo te atreves a actuar de una forma tan descarada frente a mí? ¡Te comeré el primero entonces! —El líder resopló con frialdad. A medida que su mano negra se extendía poco a poco, todo el vacío se onduló.
—¿Po-por qué no puedo moverme? ¡Déjame ir! ¡Déjame ir! —El Gran Emperador de la Llama, quien todavía estaba gritando previamente, luchaba en ese momento. Sus denominadas llamas más fuertes ardían en el cuerpo de ese líder. No obstante, no tuvo efecto en él en absoluto.