Al escuchar al Ser Supremo, Lin Fan empezó a ver poco a poco la importancia de que la Barrera celestial continuara existiendo. No obstante, al mismo tiempo, sintió una profunda pena por la humanidad.
¿De verdad eran comparables a las bestias con sus vidas y muertes en función de la voluntad de los demás?
—Al final, solo estábamos yo, el Dios de la Guerra, el Dios de la Batalla y el Emperador de la Reencarnación... Los cuatro éramos seres poderosos en todos los aspectos. Nos encerramos durante muchos años, con la esperanza de crear un santuario para los humanos. Pero todo fue una broma. El otro era una simple persona que logró derrotarnos a todos... —el Ser Supremo continuó decepcionado.
—¿Eh, de verdad? —Lin Fan también se sorprendió. ¿Cómo sonaba tanto a ficción? ¿Podría el Ser Supremo estar contado eso solo para asustarlo un poco?