—Pollito, ¿no me digas que no puedes soportar dejar el lugar? —Lin Fan, que estaba huyendo después de su falso espectáculo, estaba en ese momento bastante lejos de la Secta Xianling con Pollito. Pero al mirar el rostro desolado de Pollito, Lin Fan se sintió impotente. Parecía que el placer era muy adictivo.
—Cuckcuckoo... —Pollito se sentó en los hombros de Lin Fan, indiferente. Extendiendo sus alas y encogiendo la cabeza, miró a lo lejos como si estuviera recordando lo de antes.
Lin Fan sacudió la cabeza de Pollito.
—Muy bien, no me eches esa mirada de holgazán. Tenemos algo importante que hacer de todas formas.
Y por supuesto, la cosa importante de la que estaba hablando Lin Fan era nada menos que conquistar todas las ubicaciones del Mapa del Tesoro de los Siete Santos, para que ese vejestorio de Santo Siete perdiera toda la esperanza.