La Gran Dinastía Yan tenía muchas personas. Gritos sin fin de vendedores se escuchaban por las calles. Lin Fan miró las diferentes personas en las calles, su estado de ánimo era feliz.
Comparado a vivir en una secta, Lin Fan prefería caminar por allí. Pero por supuesto, era algo pasajero. Él no había pensado en quedarse mucho tiempo ahí, ya que planeaba volverse más fuerte y entonces sorprender a sus compañeros discípulos de la secta.
Se preguntaba qué pasaría cuando regresase con una invencible base de cultivo en frente de sus compañeros hermanos.
Lin Fan caminó felizmente sin rumbo por el colorido camino de ladrillos. Él, naturalmente, primero quería pasear en la ciudad imperial.
—Querido hermano, ¿hay alguna familia influyente en la ciudad imperial? —Lin Fan estaba bebiendo té en un puesto de té al aire libre cuando preguntó casualmente.