En ese momento, la situación en el lugar era un poco caótica. Los siete Jefes de Familia estaban discutiendo entre sí, sin que ningún bando estuviera dispuesto a ceder. Todos describían a sus hijas como si fueran hadas.
Por un momento, Lin Haoming no supo qué hacer en absoluto. Solo podía quedarse al margen y verlos discutir.
—Papi, ¿qué pasa? —Cuando Lin Hanyu escuchó los sonidos de la discusión, salió para ver qué estaba sucediendo.
—Todos ellos quieren casar a sus hijas con tu hermano menor. Esto... ¡No! Ehm... Hay demasiadas. No sé cómo elegir ahora —dijo Lin Haoming, claramente forzado a un apuro.
Lin Hanyu se quedó sorprendida durante un segundo, luego soltó una risa ahogada. No obstante, sintió que era una buena idea que su hermano menor sentara la cabeza a una edad temprana.
—Padre, ¿qué te parece si les pide a todos que traigan a sus hijas? Luego las elegiremos con calma. ¿Qué te parece? —Dijo Lin Hanyu.