Los seres vivos de todas las razas tenían a Lin Fan rodeado en ese momento. No parecía una situación amistosa a ciencia cierta.
—¿Qué queréis? ¿Qué, queréis atacarme? —Preguntó Lin Fan.
—Entrega el Asiento del Dios Eterno y ese elixir. De lo contrario, solo puedes soñar con marcharte —los muchos seres vivos rugieron simultáneamente. Si Lin Fan no entregaba los tesoros, el desenlace que estaba esperándolo sería extremadamente terrible.
Si se tratara de una persona corriente enfrentándose a tantos seres poderosos, esa escena podría haberles dado un susto de muerte. Si todos esos seres vivos atacaran a la vez, el poder enviado sería definitivamente estremecedor, el cual no sería capaz de resistir en absoluto.
No obstante, contra alguien como Lin Fan, ¿esos tipos no estaban cortejando la muerte?