El odio de Lin Fan había excedido los límites. Si pudiera, mataría a todos al instante aquí y ahora. Sin embargo, matar a todos era demasiado para Lin Fan con su nivel de cultivo actual. Era casi imposible.
Débil, demasiado débil
Lin Fan descubrió por primera vez lo débil que era frente al poder absoluto.
La secta Diablo Santo había durado miles de años. Su poder estaba más allá de muchas otras sectas. Sin embargo, no importaba lo fuerte que fuera uno frente a una manada de lobos. Cuando las nueve sectas se unieron, la secta Diablo Santo parecía como un pedazo de papel, que fue aplastado instantáneamente.
El hechizo que solía proteger a la secta era inútil, ya que había sido saboteado por alguien desde adentro. Esto hizo que Lin Fan se diera cuenta de que antes se habían instalado espías.
Esa Mu Chenyu, esa llamada Emperatriz del Cielo...