—El número de Asientos del Dios Eterno fue prefijado con una cantidad concreta mucho tiempo atrás. Siempre estará limitado a doce. No obstante, ¡todo eso será en vano! Puesto que nuestro Jefe quiere conseguir un Asiento del Dios Eterno ahora mismo, ¿cómo os atrevéis a detenerlo? ¡Aunque tengamos que robarlo, cogeremos uno para nuestro Jefe! —El Emperador Demonio gritó.
—¡Así es! ¿Qué importa que sea una norma del Cielo y la Tierra? ¡No es como si tuviéramos miedo de eso! —La inmensa fuerza del Ser Ancestral se transformó en una cuerda con la que tiró del Asiento del Dios Eterno.
—¡Luchemos contra ellos! ¿Solo doce? ¡Eso no es suficiente para que quepa entre mis dientes! —Lin Fan gritó. Así como así, cuatro seres poderosos estaban luchando para conseguir ese Asiento del Dios Eterno.
"¡BOOM!"
Una cadena de relámpagos apareció. Cada rayo parecía contener un irrefrenable poder de destrucción.