Los movimientos del Dios Dragón Wan Sheng llovieron con un frenesí. Poseía una fuerza extraordinaria, pues el cielo estaba repleto de imágenes de dragones agitándose en todas direcciones. Era como si estuviera decidido a matar a Lin Fan sin falta.
Se había estado escondiendo fuera del palacio imperial de la Emperatriz Dragón Shen Wu todo el tiempo. La razón para aquello fue para que la Emperatriz Dragón Shen Wu no pudiera escabullirse de alguna forma.
Pero las cosas estaban bien ahora. ¡Por alguna razón desconocida, la Emperatriz Dragón Shen Wu había empezado a pelear con ese humano!
Con eso, el Dios Dragón Wan Sheng, naturalmente, ya no podía seguir aguantando. ¡Tenía que vengar a su hijo!
Al instante, una figura apareció ante el rostro del Dios Dragón Wan Sheng.
—¡Padre! ¡Soy yo! ¡Deja de pelear!
