Lin Fan saltaba de izquierda a derecha con los puños, tan ligero como el viento.
—¡Ajuejue! ¡Ajuejue!
Aquella risa burlona bastó para que Hong Jingtian explotara por completo a medida que una inmensa cantidad de poder brotó de su interior.
—¡Esto es malo! ¡Hong Jingtian se ha vuelto loco! ¡Esto no se ajusta con las normas del Terreno Protegido!
—Si va a usar sus poderes internos, ¡será una tragedia para ese Lin Fan!
—¿Qué pasa con el Supervisor?
En algún lugar en un rincón escondido, el Supervisor estaba observando a Lin Fan con rabia.
—¡Muy bien, ese es el camino! ¡Ve y mátalo! ¡Definitivamente no saldré para detener esto!
—¡Hong Jingtian, estás jugando sucio!
—¡Cómo puedes ser tan despreciable!
Lin Fan gritó con cara de incredulidad.