—Monje calvo, ¿crees que estamos siendo un poco derrochadores? No creo que esto sea demasiado bueno. Después de todo, uno no debería revelar su riqueza. ¿Y si atraemos la alevosía de algún malhechor? ¡Mira a ese tipejo que está agarrándose sus pelotas! ¡La mirada en sus ojos es como si no pudiera esperar para devorarme! —Dijo Lin Fan mientras fingía estar asustado.
—¡Sí! —El Reverendo Shakya asintió con la cabeza seriamente—. Benefactor, creo que somos bastante derrochadores. No obstante, si lo somos, ¡que así sea! ¿De quién deberíamos tener miedo? Benefactor, ¿puedo saber por qué estás agarrándote las pelotas? ¿Tienes algún tipo de Defecto Inconfesable? Puedes contárselo a este pobre monje. Este pobre monje tiene algunos conocimientos médicos. Quizás pueda llevar a cabo algún tratamiento para ti, benefactor.
—¡Vo-vosotros..., Vosotros...! — El corazón de Nie Kuanglong estaba lleno de odio en ese momento. ¡Y pensar que ese tipo atacaría solo por una simple discusión!