En el interior de un imponente edificio erguido en la base de la Raza Ancestral existía una zona de oscuridad dentro. Unas pocas llamas verdes flotaban suavemente con un brillo espantoso, permitiendo que ese poco de luz penetrara en el edificio oscuro.
No obstante, en comparación con la oscuridad circundante, era muy minúsculo de todas formas...
Acostado en una cama de cristal circular, un par de ojos azules deslumbraban en esa oscuridad.
Un lujoso abrigo negro de piel estaba puesto sobre el cuerpo del Marqués de la Desesperación.
En ese momento, el Marqués de la Desesperación estaba en absoluto silencio. Esos ojos estaban calmados como el agua, sin ninguna presencia en su interior.
Al ver esas llamas verdes, el Marqués de la Desesperación levantó su mano suavemente, como si los estuviera persiguiendo. No obstante, esas capas de oscuridad le impedían salir, ya que todo descendía suavemente.
Silencio.
Un silencio represor.
