—Estoy seguro de que todos han sido atraídos aquí debido al aura de todos estos tesoros presentes. No obstante, por favor piensen en esto con cautela. ¿No es extraño que todos estos tesoros estén aquí acumulados sin razón alguna? Además, no se ve ni a una sola persona de la Secta Qiankun cerca. Me temo que las cosas pueden no ser tan simples como parecen —al mirar los tesoros, la Emperatriz del Cielo era bastante cautelosa. Sin duda, había algo sospechoso en eso.
En cuanto a esos otros Grandes Maestros, sentía que también tenía la necesidad de informarles sobre esa cuestión.
Al escuchar aquellas palabras, las expresiones alegres de los Grandes Maestros presentes se volvieron más sombrías, pero ahora que aquellos tesoros estaban a su alcance, ¿podrían dejarlos ahí sin coger nada de nada?
Además, con todos los Grandes Maestros presentes, ¿quién podría tratar de enfrentarse a ellos o intentar algo extraño?