Los candidatos que habían llegado para la prueba de ingreso estaban completamente perplejos en aquel momento. No sabían lo que estaba pasando. ¿Por qué demonios salió un ruido muy fuerte desde lo alto de la escultura de homenaje? ¿Y de quién era esa voz? Aquello no era un fantasma, ¿verdad?
Aquella voz sonó a través de toda la Secta Santa, hasta la última piedra.
—...HE VUELTO...
En la montaña sin nombre, Zhang Ergou se preguntaba si debería dirigirse a la cima para elegir algunas semillas de calidad. Y justo entonces, la voz sonó.
Se quedó clavado en el sitio, mirando a la lejanía con incredulidad. Sus párpados temblaban con furia. Aquella voz era familiar, pero extraña al mismo tiempo, como si no la hubiera escuchado en mucho tiempo.
¿Era una alucinación?
De pie allí en silencio durante un momento, Zhang Ergou descendió la cima de inmediato.
—El Gran Maes-Maestro... ¡DEBE SER EL GRAN MAESTRO!
