La ira de la bestia humanoide era ilimitada en ese momento. Estaba considerado un campeón entre las bestias. Aquella expedición para destruir a esa supuesta dinastía debería haber sido algo que podría hacer con un movimiento de su mano. Quería regresar a los Terrenos Sellados de forma gloriosa, cubierto con sangre humana hasta sus brazos. ¿Pero y pensar que estaba siendo detenido por un simple humano en ese momento?
Y lo más intolerable fue el hecho de que ese maldito humano lo miraba con una sonrisa en su rostro. Era una sonrisa tan espeluznante que la bestia podía sentir su propio ano tensarse.
El viejo Mo había pasado por una serie de emociones. Del shock al colapso, y en ese momento al shock una vez más. Aquel triple golpe a su ser mental fue suficiente para esculpir un corazón tan fuerte que ya no debería dejarse sorprender por nada en el futuro.
¿Pero qué demonios era esa escena ante él otra vez?