—¡Joder...! ¡Joder...! ¡¿Qué demonios fue eso...? —A lo lejos, uno de los artistas marciales vagabundos estaba viendo cómo se desarrollaba la escena con unos prismáticos. Estaba totalmente atónito.
—¡De qué estás hablando, Wang Wu! ¡Déjame ver!
—¡Eso, Wang Wu! ¡Date prisa! ¡El resto de nosotros no vemos nada!
...
—¡Callaos! ¡Aún no he terminado aquí! ¡Estaba demasiado cerca! ¡Pensé que la dinastía Long Yuan iba a extinguirse! ¿Pero pueden adivinar qué ha pasado? —Wang Wu, el gran espadachín, aún no se había recuperado completamente del shock.
—¡Qué ha pasado! ¡Date prisa y cuéntanos!
—¡Cierto! No te andes por las ramas. ¿Qué ha pasado?
Wang Wu respiró hondo y continuó con incredulidad.
—Ju-justo ahora... ¿Os acordáis de ese muchacho del que nos burlamos? ¡É-él usó solo un jodido dedo para repeler toda la bola de energía!
—¡Joder! ¿De verdad? ¡No nos engañes, Wang Wu!
—¡Así es! ¿Cómo puede ser eso?