En aquel momento, Lin Fan era el tema más candente en toda la Secta Jiuxiao. En el momento en que los ojos de todo el mundo vieron a Lin Fan, chispearon con destellos brillantes.
Cuando los discípulos vieron a Lin Fan, alargaron todos sus servicios, masajes de pies, masajes de piernas, huir de él...
Cuando las discípulas vieron a Lin Fan, sus ojos portaban corrientes eléctricas infinitas mientras brotaban chispas hacia él, todo ese tiempo llevaban postres y manjares caseros.
Dentro de la Secta Jiuxiao existía una discípula que era como una diosa. Fría y bella, era el sueño de incontables discípulos. De cara sus compañeros discípulos, nunca había hecho ningún intento de disfrazar su desprecio con sus matices fríos.
Si un discípulo pudiera intercambiar incluso algunas palabras con ella, estaría excitado durante un par de días.
Pero en ese momento, aquella diosa estaba encaprichada de Lin Fan.