—¡[Espada del Cielo Asesina]!
—¡[Descenso de la Deidad de la Guerra]!
—[Palma del País de Buda]!
—¡[Poder de los Cielos y la Tierra]!
...
Uno por uno, Meng Hao, Jian Wudi, Lu Yan, Zong Hentian y Mie Qiongqi desataron sus golpes más fuertes para desviar el ataque de palma descendente del cielo.
—¿Cómo puedo permitir que mis hermanos junior se enfrenten a esto solos? ¡Incluso si fuera a perderlo todo hoy, yo, Zhang Ergou, tengo que ayudarlos! —La sangre de Zhang Ergou estaba rebosante de adrenalina. Todo tipo de píldoras volaron hacia el cielo al sacudir su túnica.
No obstante, en el momento en el que aquellas píldoras entraron en contacto con la poderosa aura de Han Yongyi, se disiparon en la nada, sin causar daño alguno.
Zhang Ergou solo podía suspirar impotente ante aquello.