¡Qué tío tan arrogante!
No solo era femenino en su comportamiento, esa acción de chasquear su dedo era dulce y tierna, enviando un aura afeminada.
Liu Linfeng era un discípulo de la secta Xuanjian. Toda la Secta Xuanjian estaba formada por mujeres, y él era el único discípulo masculino dentro de ella. Creciendo allí desde que era un niño, naturalmente, fue habituado a las costumbres de las mujeres. A esas alturas ni siquiera dejaría la secta sin colorete y maquillaje.
—Liu Linfeng, ¿por qué estás aquí? —Lei Yifeng preguntó con brusquedad, como si no estuviera muy contento con esta persona ante él.
Mirando a Lei Yifeng, Liu Linfeng se rio.
—¿Por qué no? ¿Acaso este lugar pertenece a la secta Daozhong?
—¡Hmph! —Lei Yifeng resopló fríamente.
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