Desde la distancia, las serpenteantes cumbres de las montañas se curvaban y se doblaban como dragones atravesando el cielo. Caminos montañosos de diversos tamaños existían entre acantilados, bordeados de árboles y bosques exuberantes. De vez en cuando, la melodía de los pájaros gorjeando sonaría en el aire. En efecto, este era un paisaje pintoresco.
Dentro de uno de los caminos de montaña, un grupo de siluetas aparecieron poco a poco.
—Hermano sénior, ¿por qué no utilizamos el arca de la secta para esta expedición? ¡Hemos estado fuera durante tantos días que mis pies están llenos de ampollas! —Dentro de este grupo de personas, vestidas con túnicas azules, una joven se quejaba a un hombre que caminaba frente a ella.