Mie Qiongqi siguió de cerca a Lin Fan con su corazón latiendo furiosamente. Las únicas cosas que sentía eran miedo y nerviosismo. ¿Qué iba a hacerle el Gran Maestro? Albergaba intenciones de huir, pero la presencia de la enérgica aura del Gran Maestro disipó todo el coraje que tenía.
Mie Qiongqi había querido preguntarse por qué le tenía tanto miedo del hombre ante él, pero no importaba cómo se devanara los sesos, no podía encontrar una respuesta. Por otro lado, Lin Fan estaba lleno de emoción, como si estuviera anticipando que pronto sucedería algo grandioso.
En el interior de la casa...
Lin Fan y Mie Qiongqi se miraron el uno al otro. Esos ojos, llenos de motivaciones, hicieron que Mie Qiongqi se pusiera cada vez más nervioso.
—¡Gran Maes... Gran maestro! ¿Hay algún problema? —Mie Qiongqi preguntó con cautela.