Ye Shaotian no quería decir nada más a esas alturas.
«¡De acuerdo, aunque no pueda derrotarte ahora, no creas que no seré capaz de ocultarme de ti! ¡Cuando haya dominado mis habilidades, te aplastaré sin piedad!»
Pero ese día, Ye Shaotian entendió que no era más que una expresión de deseo por su parte. Ese hombre se presentó en su puerta sin provocación alguna.
—¡Lin… Lin Fan! ¡No tientes a la suerte! Vale que mi nivel de habilidad no es comparable al tuyo, pero si estás aquí para humillarme, ¡que sepas que incluso las ratas atacan cuando se ven acorraladas! —Ye Shaotian observó con cuidado a Lin Fan. Desplazó los talones ligeramente hacia atrás, listo para dar un portazo y salir por la ventana si algo salía mal.