Fuera de la ciudad…
Cuando Qiu Zhanyu y Jin Zhengu divisaron esa escena, sintieron que sus corazones daban un brinco.
—¡Algo no va bien!
Los soldados de ese gigantesco ejército ante sus ojos emitieron un aura extraña. Era un aura que no debería estar presente en simples mortales. De hecho, se formó hasta un Dios Demoníaco Matador en el vacío solo a raíz del aura que emanaba de esos soldados.
Feng Yanyun sintió que su corazón también se tensaba al ver eso. Entonces los miró a ambos.
—¿Por qué es tan formidable el aura de estos soldados del País Yue?
—¡Tened cuidado! Debe haber algunos problemas internos —Qiu Zhanyu advirtió con cautela.
Dentro de las zonas más profundas del Ejército Yue, podía sentir dos auras increíblemente poderosas. Al mismo tiempo, esas dos auras eran unas con las que estaban familiarizados. Debían haber peleado entre sí antes.