Más de una docena de figuras humanas estaban suspendidas en el cielo azul. Estaban dispersas y sus miradas exploraban cuidadosamente la cordillera de abajo. Todas eran personas que habían perseguido a Xiao Yan. Cada uno cargaba una ira e intención asesina incomparables. Sin embargo, desconocían lo que Xiao Yan estaba pensando en ese momento.
—Chen Yun, ¿no dijiste que ese mocoso había sido golpeado por tu Sello Relámpago de Sangre? Deberías ser capaz de detectar su ubicación exacta. ¿Dónde está? —un anciano de rostro amarillo y ropa roja finalmente volteó la cabeza y con furia demandó información del anciano vestido de gris a su lado tras fallar en encontrar rastros a pesar de haber buscado durante un rato.