Xiao Yan se sentó en una silla de roca en un silencioso patio. Una mesa de té, creada de roca, estaba a su lado, y sobre ella habían sido colocados dos platos de bocadillos. Un recipiente de té verde estaba emitiendo una débil nube que dispersaba una ligera fragancia. Xiao Yan se sentó en silencio en la silla de roca. Ocasionalmente tomó un poco de té verde, y repentinamente se sintió un poco sentimental. Después de todo, estaba a punto de dejar ese lugar. Además, el futuro estaba lleno de incertidumbre. Independientemente de cuán fuerte fuera una persona, su corazón sentiría melancolía ante un futuro del que no estaba seguro.
Xiao Yan miró las hojas de árboles algo amarillentas en el patio e involuntariamente suspiró. Volteó la cabeza y vio a una figura de pie en la entrada del patio. Sonrió y preguntó:
—Segundo hermano, ¿llegaste?
Xiao Li en la entrada asintió antes de entrar lentamente al patio.
Permaneció en silencio un momento antes de hablar:
