La Fuerza Espiritual casi invisible luchó con todas sus fuerzas en la mano de Xiao Yan, pero al final fue incapaz de escapar de sus limitaciones. Rugidos furiosos y crueles eran emitidos débilmente mientras forcejeaba.
Los ojos de Xiao Yan miraron al espíritu con frialdad e indiferencia. Han Feng realmente era una persona decisiva. En realidad estaba dispuesto a abandonar la mayoría de su Fuerza Espiritual y usar solo un rastro para escapar. Esa pequeña hilera de Fuerza Espiritual era algo que incluso un Dou Zong de élite ordinario tendría dificultad en sentir. Si Xiao Yan no hubiese estado presente, era probable que ese tipo hubiese vuelto a huir.
Frente a Xiao Yan, que poseía una Percepción del Alma excepcionalmente aguda, ese pequeño truco de Han Feng no era nada que pudiese ser ocultado. Ese rastro de Fuerza Espiritual no solo falló en ocultar su figura al huir bajo tierra, sino que más bien se expuso a Xiao Yan.