A la mañana siguiente, un par de figuras humanas se paró en una montaña afuera de la Ciudad Veneno del Cielo.
Sus ojos veían la enorme ciudad bajo sus pies mientras Xiao Yan exhalaba un poco de aire. Volteó la cabeza y le dijo suavemente a Xiao Yi Xian en un lado.
—¿Realmente planeas irte conmigo?
—Sí, ya resolví todo en la secta. Además, no importa si incluso realmente pasa algo luego de mi regreso. Fui capaz de establecer la Secta Veneno una vez y naturalmente podré hacerlo de nuevo —Xiao Yi Xian dijo de forma despreocupada. Había establecido la Secta Veneno por capricho. Si ella realmente discutiera sobre ello, el esfuerzo que había puesto en ello naturalmente era diferente al que Xiao Yan usó para la Alianza Yan.
Xiao Yan no dijo más nada al ver eso. Dirigió sus ojos a Medusa y habló con voz profunda.
—Te encargo la Alianza Yan.
—La Alianza Yan no caerá mientras yo viva —Medusa asintió suavemente. Su voz era bastante firme.
