Xiao Yan estaba de pie en un edificio alto mientras veía con expresión solemne la nota de papel en su mano. Movió su dedo un momento después y la nota de papel se convirtió en llamas antes de desaparecer rápidamente.
—El Salón de las Almas huh…
Xiao Yan murmuró suavemente. Una densa y fría intención asesina apareció lentamente en sus profundos ojos negros. Se podía decir que su odio por esa organización se había filtrado en lo profundo de sus huesos. Era porque las dos personas más cercanas a él ya habían aterrizado en sus manos.