Cuando Xiao Yan alzó la cabeza luego que su voz sonara, solo vio un par de rostros de sorpresa. No pudo evitar sorprenderse mientras preguntaba cuidadosamente:
—¿Qué ocurre? ¿No se puede hacer?
—Ugh… no, no. Sí, sí. Claro que se puede.
La Primera Anciana respondió rápidamente al escuchar sus preguntas. Sus ojos revelaron una alegría salvaje que era difícil de ocultar. Ella no esperaba que Xiao Yan estuviese dispuesto a invertir tanto esfuerzo para refinar la Píldora de Hueso de Sangre del Alma del Cielo de nivel más alto. Siendo la Primera Anciana de la Tribu de Personas Serpiente, ella naturalmente entendía bien la dificultad de refinar esa clase de píldora medicinal y los riesgos que uno debía soportar.
Las expresiones de las otras tres Ancianas, que antes estuvieron viendo a Xiao Yan con miradas frías y siniestras, inmediatamente se volvieron gentiles. Asintieron débilmente. Aunque esa persona era humana, al menos no era detestable.