—Jeje, jefe Xiao, no llamamos la atención de nadie cuando entramos esta vez a la ciudad —ese viejo Yin Gu pasó su mirada por el salón y sonrió mientras hablaba con Xiao Yan cuando las tres personas aparecieron.
—Los he molestado a los tres —Xiao Yan sonrió y asintió. Volteó su cabeza hacia Hai Bodong y dijo—. Viejo Hai, ahora, el número de Dou Huang en mis manos no es inferior al de la Secta de las Nubes Brumosas. ¿De qué hay que temer?
Hai Bodong reveló un rostro de sorpresa mientras veía a las tres personas que habían aparecido en el salón. La sorpresa se reunió gradualmente en su corazón. Se dio cuenta de que la fuerza de esas tres personas era similares a la suya. Ese anciano con un rostro sombrío era incluso un poco más fuerte que él.
—Tú… es inesperado que todavía ocultases algo. Qué inesperado… —después de un momento Hai Bodong finalmente se recuperó de su asombro. Se relamió los labios y elogió.