—¡Ling Quan, cierra la boca! El Clan Xiao y nuestro clan tienen un tratado de alianza. ¿Cómo podemos permitirte abrir la boca para insultarlos? —Xun Er le gritó con severidad a Ling Quan. Su corazón se tornó inquieto conforme sentía que la expresión de Xiao Yan se volvía más fría y oscura.
—Jeje, xiaojie no necesita enojarse. Es solo que soy un poco directo —Ling Quan sonrió. Cambió sus palabras solo para decir—: Sin embargo, la cabeza de clan me instruyó antes de mi viaje que si me encontraba con el joven maestro Xiao Yan debía preguntarle por la ubicación de la llave del Clan Xiao.
Cuando habló hasta ese punto, Ling Quan sonrió y dirigió su cabeza hacia Xiao Yan.
—¿Puedo saber si el joven maestro Xiao Yan puede informarme?
El corazón de Xun Er tembló al escuchar eso, temiendo que Xiao Yan revelara algún rastro. Ella estaba a punto de interrumpir cuando Xiao Yan a su lado arrugó las cejas y preguntó con dudas.
—¿Llave?
