La voz serena de Xiao Yan resonó por toda la arena, haciendo que las numerosas conversaciones privadas cesaran abruptamente. Numerosas miradas que contenían emociones diferentes veían continuamente de un lado a otro entre la persona de pie en la arena y al miserable Yao Sheng con un rostro pálido fuera de la arena.
El silencio continuó por un rato antes de que un claro aplauso sonara abruptamente. De inmediato, un efecto en cadena pareció haber ocurrió mientras un aplauso ordenado rugía desde el estadio y se elevaba hacia las nubes.
Xiao Yan alzó la cabeza mientras escuchaba el aplauso que llenaba el estadio. Vio el lugar donde estaba Xun Er. En ese momento, esa chica sonreía dulcemente. Sus delicadas manos se juntaban elegantemente y producían un aplauso conmovedor. Esos primeros aplausos que sonaron antes llegaron de ese lugar.