Cuando Xiao Yan salió a la mañana siguiente de su habitación, vio dos figuras humanas destellando y entrelazándose una con la otra en la sala de su nuevo pabellón. Dou Qi poderoso brotaba de dentro de los cuerpos de ambos, y ondulaba por todo el salón.
En una silla en un rincón del salón, Xun Er sonreía mientras observaba a las dos figuras. Cuando escuchó el sonido de pasos, ella volteó de repente y vio a Xiao Yan, quien estaba bajando las escaleras. Ella no pudo evitar avanzar rápidamente para saludarlo. Con voz gentil, ella sonrió y preguntó:
—Xiao Yan-gege, ¿despertaste?
—Sí —Xiao Yan sonrió y asintió. Miró a las dos personas en el salón y sonriendo preguntó—: ¿Qué están haciendo esos dos?
—Quizá es por la Competencia de Caza. Anoche cuando estaban entrenando, Wu Hao y Hu Jia avanzaron a Da Dou Shi de siete estrellas uno tras otro. Ellos querían entrenar al levantarse en la mañana. Por eso… —Xun Er se cubrió la boca y explicó con una risa.