El puño cargaba una ardiente llama verde. Aunque todavía no había entrado en contacto con su cuerpo, aun así Bai Shan pudo sentir que un dolor intenso, el cual no podía soportar, brotaba de su piel. Él apretó sus dientes para resistir el dolor. La luz plateada volvió a surgir y apareció en sus pies. Con un movimiento de su cuerpo, destelló extrañamente y se retiró un par de metros.
Sin embargo, en lo que Bai Shan se retiró del rango de ataque de Xiao Yan, la figura verde frente a él volvió a destellar antes de que él tuviese tiempo de levantar su lanza para atacar. El rostro indiferente de Xiao Yan apareció de nuevo delante de Bai Shan. Ambos puños de Xiao Yan parecieron enloquecer mientras creaban más de diez imágenes residuales e impactaban despiadadamente hacia diversas partes del cuerpo de Bai Shan. Todos y cada uno de los puños aterrizaron en la carne. Por un periodo de tiempo, el sonido amortiguado del puño tocando la carne se repetía en la arena.
—¡Bastardo!