Mientras escuchaba las estruendosas aclamaciones que sonaban desde la galería de observación circundante, Xiao Yan sonrió mientras juntaba sus manos y le decía al amargado Lu Mu:
—Gracias, sénior Lu Mu por no ser duro conmigo.
—Nada de eso, una derrota es una derrota. No hay nada que perder. Mi mentalidad abierta no es algo con lo que la mayoría de las personas pueda compararse —Lu Mu puso sus ojos en blanco e inmediatamente dijo con una amarga sonrisa—: Pero pequeño amigo, no esperaba que realmente ocultaras tu fuerza a tal profundidad. En realidad podrías ser capaz de entrar en los cinco mejores. Solicitaré tu consejo si hay oportunidad en el futuro.
Una vez dijo eso, Lu Mu juntó sus manos ante Xiao Yan, volteó su cuerpo hacia la salida del estadio, y caminó de forma extremadamente decisiva.
