El joven vestido de azul y de pelo revuelto, apareciendo frente a Xiao Yan, bajó rodando. Una expresión perezosa colgaba en su rostro, mientras su cuerpo se enderezaba. Aunque su apariencia no era tan atractiva como la de Bai Shan, todavía podía darle a la gente una sensación armoniosa en sus corazones. Un rostro que parecía inofensivo para los humanos y animales hacía que la gente al verlo bajara su guardia extremadamente fácil. Sorprendía un poco por qué Xiao Yu, dado su carácter, fuese acosada por ese tipo cuando se conocieron por primera vez.
—Eres Xiao Yan, ¿cierto? ¿El biaodi de Xiao Yu? —mientras Xiao Yan evaluaba al joven de azul, el último lo observó con una sonrisa y preguntó.
—Sí —Xiao Yan solo asintió ligeramente, y respondió al ver que ese tipo no mostraba una expresión parecida a la de Bai Shan.