El cielo azul carecía de nubes por decenas de miles de kilómetros. Dos pequeños puntos negros se detuvieron en el cielo distante, pasando por alto la Ciudad Wu Tang, la cual se había erigido en la base de una montaña. Desde esa altura, la Cordillera de Bestias Mágicas junto a la Ciudad Wu Tang también podía verse en su visión. A simple vista, las montañas infinitas parecían extremadamente majestuosas.
Las Alas de Nubes Púrpuras en la espalda de Xiao Yan se estremecieron suavemente. Él bajó su cabeza y miró la Ciudad Wu Tang abajo. Un largo rato después, él suspiró suavemente. Tras irse en ese momento, era probable que él jamás volviera en el futuro.
—Adiós —Xiao Yan murmuró suavemente. Él volteó su cabeza y miró algo no muy lejos detrás de él. En ese lugar, la Reina Medusa parecía estar pisando terreno sólido. Su cuerpo ni siquiera tenía el más mínimo movimiento de elevación y caída de esos que usaban alas.
