Siguiendo el camino de luz solar que se extendía desde la abertura de la puerta, la delgada figura de un joven entraba lentamente. Él pasó junto a esos hombres grandes cuyas manos sostenían armas como si no existirán. Finalmente, él pasó lentamente junto a Jia Lie Bi y Ao Ba Pa cuyos rostros estaban llenos de confusión.
La atmósfera estaba tan silenciosa, que ni siquiera los cuervos ni los gorriones se atrevían a crear ruido. Solo el sonido de respiración ligeramente acelerada podía escucharse.
Bajo la mirada de todos, el joven llegó lentamente frente a todos los del Clan Xiao. Él bajó su cabeza, miró al anciano, que estaba tan emocionado que lloraba, e hizo una ligera reverencia.