Ambos aterrizaron en un lugar no muy lejos de la Ciudad Wu Tang. Xiao Yan ignoró a la Reina Medusa a su lado tras aterrizar. Su expresión era un tanto oscura mientras se acercaba rápidamente hacia la entrada de la ciudad que estaba totalmente abierta.
Una vez él se acercó a la entrada de la ciudad, Xiao Yan levantó su cabeza parar mirar las tres enormes palabras sobre la entrada de la ciudad: Ciudad Wu Tang. Sus pasos se detuvieron involuntariamente. Mientras veía a la multitud y las ruidosas voces humanas que eran transmitidas a través del túnel de la entrada de la ciudad, él suspiró suavemente y murmuró para sí:
«Ciudad Wu Tang. Yo, Xiao Yan, finalmente he vuelto a casa.»
Xiao Yan levantó los pies, caminó hacia la entrada de la ciudad y cruzó hacia ella a través del túnel un tanto oscuro. Después, el espacio ante sus ojos se iluminó de repente bajo la luz del sol. Él levantó ligeramente su cabeza y una intersección familiar apareció en su vista.